Enviado por
Luis Zapiola
La llamada "Matanza de Rincón Bomba",
acaecida en las cercanías de la hoy ciudad de Las Lomitas, ocurrió entre el 10 y
el 30 del mes de octubre del año 1947, hace 58 años, en el entonces Territorio
Nacional de Formosa.
El Juzgado Federal de Formosa recibió una
denuncia de una supuesta violación de derechos humanos por crímenes de "lesa
humanidad", contra el Estado nacional por estos echas. Por la misma se solicita
la indemnización de daños y perjuicios, lucro cesante, daño emergente, daño
moral y determinación de la verdad histórica, a favor del pueblo de argentinos
de etnia Pilagá.
Dicha demanda fue presentada por el Abogado
Julio César García con el patrocinio del Doctor Carlos Alberto Díaz. A
continuación, la presentación hecha por Díaz y García narrando la forma en que
habrían ocurrido los hechos hace casi 60 años en territorio formoseño. El
informe señala que: En el mes de abril de 1947 miles de braceros Pilagás, Tobas
y Wichís son despedidos sin indemnización alguna del Ingenio San Martín de El
Tabacal.
En mes antes habían sido traídos, desde el
Territorio Nacional de Formosa, caminando cientos de kilómetros, cargando al
hombro sus pobres enseres, sus mujeres y sus niños con la promesa que se les
pagaría $ 6 por día. Una vez en El Tabacal se les quiso abonar la suma de $ 2,50
por día. "...Considerándose defraudados recurrieron ante las autoridades
respectivas de El Tabacal y no pudieron obtener justicia, por el contrario,
cuando insistieron en sus reclamaciones fueron despedidos inhumanamente. El
pueblo condolido les ayudó dentro de sus posibilidades.
Del Tabacal volvieron a pie hasta Las
Lomitas porque carecían de medios para hacerlo por ferrocarril...".(Diario
"Norte", de Formosa del 13 de mayo de 1.947). Allí se reúnen entre 7.000 a 8.000
indígenas según Teófilo Ramón Cruz, Revista Gendarmería Nacional, ed.120-3-1991.
Las primeras víctimas de la hambruna y las enfermedades comenzaron a ser los
niños y los ancianos. Luego los hombres y las mujeres. La situación expulsa a
esta población a salir de su ámbito natural y buscar ayuda en las poblaciones
cercanas, ubicándose en el paraje conocido como "Rincón Bomba". Una delegación
encabezada por el Cacique Nola Lagadick y Luciano Córdoba piden ayuda a la
Comisión de Fomento de Las Lomitas y al Jefe del Escuadrón 18 Lomitas de
Gendarmería Nacional, Comandante Emilio Fernández Castellanos.
Se trasladan hasta un descampado, ubicado a
500 metros, aproximadamente, del pueblo "para que se vean nuestras miserias...".
Comienzan a mendigar las madres con sus hijos en brazos, puerta por puerta,
pidiendo tan sólo un poco de pan. Al principio algunos se solidarizan, inclusive
el Jefe del Escuadrón de Gendarmería, como algunos de sus hombres a su mando, se
preocupan por la desesperante situación, les dan yerba, azúcar y ropas. Pero al
transcurrir de los días las puertas ya no se abren y no se les recibe más en el
Escuadrón.
"Mandaron lenguaraces al poblado y lograron
se concretara el primero de sus pedidos, consistente en víveres diversos y ropa
para vestir (de pies a cabeza) a seis indios, con la misión de posibilitarles su
traslado a Buenos Aires para entrevistar a las autoridades y al Presidente
Perón. El jefe de Unidad reunió entonces a comerciantes y ganaderos obteniendo
de su colaboración víveres y ganado en pie que eran distribuidos por personal
del Escuadrón. Así al principio. Pero al poco tiempo, los indios ya no pedían:
exigían. De que primero quisieron ver al Presidente en Buenos Aires, es cierto,
tan cierto, como que después desistieron proponiendo que el Presidente los
visitara a ellos "para que viera cómo vivían"... hubo muchas indigestiones, y
hasta dos muertes, más la madre del propio Pablito (el cacique). Amanecieron
indigestados y debido al fuerte descenso de la temperatura en horas de la noche,
resfriados y engripados, aduciendo entonces "haber sido envenenados".
El Presidente de la Comisión de Fomento,
telegráficamente, lo impone de la situación al Gobernador Federal solicitándole
el urgente envió de ayuda humanitaria.
El Gobernador se comunica diligentemente
con el Ministro del Interior de la Nación haciéndole saber la gravedad de la
situación y la falta de recursos en el territorio para afrontarla. Este a su vez
le hace saber al presidente Juan Domingo Perón quien ordena inmediatamente, como
parte de una ayuda mayor y planes de desarrollo social, el envió de tres vagones
por el ferrocarril General Belgrano, con alimentos, ropas y medicinas. La carga
llega a la ciudad de Formosa en la segunda quincena del mes de septiembre
consignada al delegado de la entonces Dirección Nacional del Aborigen Miguel
Ortiz.
Permanece en la estación, a la intemperie,
diez días aproximadamente. Enterado el gobernador Hertelendy de la injustificada
demora y consiente de la situación de los indígenas, conmina por intermedio y en
persona del Jefe de la Policía Nacional de Territorios, al delegado de la
Dirección Nacional del Aborigen la inmediata partida del cargamento.
A la estación de Las Lomitas, llega un solo
vagón lleno, dos semivacíos, los primeros días de octubre de 1947, sólo con
alimentos, la mayoría en mal estado por el tiempo transcurrido entre el envío y
la irresponsable dilación en su entrega por parte del Delegado de la Dirección
Nacional del Aborigen: harina con gorgojos y moho; grasa para cocinar derretida
por el calor; azúcar; yerba, galletas ya verdes en bolsas. Son distribuidos y
consumidos rápidamente por los miles de famélicos, hambrientos, enfermos,
semidesnudos y debilitados seres humanos.
A las pocas horas comienzan a sentir los
síntomas de una intoxicación masiva. Fuertes dolores intestinales, vómitos,
diarreas, desvanecimientos, temblores y nuevamente la muerte... primeramente de
los que se encontraban más débiles que llegó a más de cincuenta, mayormente
niños y ancianos. Los gritos y quejidos de dolor en las noches de las madres que
aún sostienen en sus brazos a sus bebes muertos retumbaban en la noche
formoseña. No tenían consuelo. Los primeros son enterrados en el cementerio
"cristiano" de Las Lomitas. Al ser tantos se les niega que lo sigan haciendo en
el mismo, evitando el acceso de los cadáveres al mismo. No les queda otra
posibilidad que hacerlo en el monte. Las ceremonias mortuorias, con sus danzas
rituales marcadas con el ritmo de instrumentos milenarios, retumban noche tras
noche.
El jefe del Escuadrón lo llama al Delegado
Nacional del Aborigen, increpándolo y pidiéndole explicaciones sobre las faltas
en los abastecimientos y el mal estado en que habían llevado y se habían
distribuidos. Este, al parecer de carácter muy soberbio, le contesta en forma
descomedida diciéndole que "...que tanto se preocupaba si al final son
indios...". Fernández Castellanos, muy nervioso por la situación que le toca
manejar e indignado, seguramente, por el desprecio hacia los indígenas
demostrado por Ortíz, le pega una cachetada que lo tira de espaldas en la puerta
de su despacho, adelante de algunos de sus subordinados. Ortiz sale corriendo
del Escuadrón y desaparece de Las Lomitas.
Comienza a circular el rumor, lanzado a
rodar por no se sabe quién, que aquellas sombras de seres humanos no sólo ahora
hambrientos, desarmados, indefensos, sino también enfermos, estarían por atacar
a no se sabe quién. Comienza a hablarse del "peligro indio". Gendarmería
Nacional forma un "cordón de seguridad" alrededor del campamento aborigen. No se
les permite traspasarlo ni ingresar al pueblo a los Pilagás. Se colocan
ametralladoras en "nidos", en distintos sitios "estratégicos". Ya son más de 100
los gendarmes, armados con pistolas automáticas y fusiles a repetición que día y
noche custodian el "ghetto".
Hasta que sucede lo inexorablemente
esperado. En el atardecer del 10 de octubre "...el cacique Pablito pidió hablar
con el Jefe (del escuadrón), por lo que concerté una entrevista a campo abierto.
Los indios, ubicados detrás de un madrejón, nos enfrentaban a su vez,
hallándonos con dos ametralladoras pesadas, apuntando hacia arriba. En los
aborígenes (más de 1.000) se notaba la existencia de gran cantidad de mujeres y
niños, quienes portando grandes retratos de Perón y Evita avanzaban desplegados
en dirección nuestra".
En tales instantes se escucharon descargas
cerradas de disparos de fusil ametralladora, carabinas y pistolas, origen de un
intenso tiroteo del que el Cte. Fernández Castellanos ordenó un alto de fuego,
pensando procedía de sus dos ametralladoras, lo que no fue así: el 2º Cte. Alia
Pueyrredón, sin que nadie lo supiera, hizo desplegar varias ametralladoras en
diferentes lugares del otro lado del madrejón, o sea unos 200 metros de nuestra
posición y en medio del monte...".
Se lanzan bengalas para iluminar la
dantesca escena y determinar mejor los blancos a tirar. Cientos de mujeres con
sus niños en brazos, ancianos y hombres comienzan a huir hacia ninguna parte que
los lleva fatalmente a la muerte. Con las primeras luces del alba la imagen es
dantesca. Más de 300 cadáveres yacen. Los heridos son rematados. Niños de corta
edad, desnudos, caminan o gatean, sucios, entre los cadáveres, envueltos en
llanto.
Luego del ametrallamiento "...pensando que
al llegar la noche atacarían avanzando sobre Las Lomitas, efectuamos tiros al
aire desde todos lados para dispersarlos. El tableteo de la ametralladora, en la
oscuridad, debemos recordarlo, impresiona bastante. Muchos huyeron escondiéndose
en el monte, al que obviamente conocían palmo a palmo..." (Comandante Mayor (R)
Teófilo Ramón Cruz, ob. cit.).
Pero allí no termina la matanza. Comienza
la persecución de los que pudieron escapar, "para que no queden testigos",
contando la Gendarmería Nacional con la "colaboración" de algunos civiles. Van
en dirección a Pozo del Tigre la mayoría, otros para Campo del Cielo, miles se
guarnecen en la espesura de los pocos montes que quedan. En los días
subsiguientes son rodeados por las partidas. Y allí nuevamente son masacrados en
distintos lugares (Campo del Cielo, Pozo del Tigre, etc.) más de 200 personas.
Entre los represores ninguna víctima. Se hubiera podido seguir la trayectoria de
las tropas por las piras de cadáveres humanos que se quemaban, porque "no había
tiempo para enterrarlos", a medida que avanzaban.
La presentación de los abogados Díaz y
García habla de que "en total son asesinados en la "campaña" entre 400 a 500
argentinos de etnia Pilagá, aproximadamente, además de los heridos y más de 200
"desaparecidos". Ello sumado a los más de 50 muertos por intoxicación, hambre y
falta de atención médica y la desaparición de un número indeterminado de niños,
elevan las bajas a más de 750, entre niños, ancianos, mujeres y hombres. La
locura llega al extremo de solicitar la intervención de dos aviones
caza-bombardeos".
La tragedia en los diarios de la época
Las noticias de la matanza llegan muy
confusas a la capital del territorio. Públicamente no se inicia ninguna
investigación.
"Extraoficialmente, informamos a nuestros
lectores que en la zona de Las Lomitas se habría producido un levantamiento de
indios. Los revoltosos pertenecen a los llamados pilagás quienes, según las
confusas noticias que tenemos, vienen bien previstos de armas... ya se habrían
producido algunos encuentros, no se sabe si con los pobladores de la zona o
tropas de la Gendarmería Nacional". (Diario "Norte", Formosa, pág.1, Col. 5).
Los diarios de la región de la época
también publican noticias contradictorias pero entre líneas se puede observar la
verdad de la matanza. "El viernes último, en horas de la tarde, en la localidad
de Las Lomitas, Territorio de Formosa, se ha producido un levantamiento de
indios pilagás, como consecuencia de un asalto que habrían realizado estos
últimos contra vecinos de ese pueblo, lo que habría obligado a intervenir a las
fuerzas de la Gendarmería Nacional allí destacadas". (Diario "El Intransigente",
Salta, 12 de octubre de 1.947, pág. 6, col.1-3).
"No resulta tan ciertas las versiones de
que los indios hubiesen asesinado. Se los persiguió y se los sigue persiguiendo.
En cuanto a los muertos, nada se sabe en forma oficial porque después de la
masacre fueron quemados los cadáveres. También es inexacto que los indígenas
tuvieran algunos armamentos, como lo prueba el hecho de que sólo atinaron a huir
cuando los gendarmes descargaron sobre ellos y además en sus huestes no se
registraron bajas ni heridos.
El miércoles 15 llegó otro tren con
pasajeros trayendo nuevos refuerzos de gendarmes y por la noche se esperaba otro
tren con soldados y el jueves dos bombarderos, para lo cual se estaba arreglando
la pista de aterrizaje" (Diario "El Intransigente", Salta, 22 de octubre de
1947, pág. 4, col. 1-3).
Recién el 20 de octubre el diario "El
Territorio" de Resistencia, Chaco, en la pág. 3, da la noticia del suceso. Bajo
el título "El levantamiento de Indios en Las Lomitas y la Situación General de
los Pobladores Autóctonos", dice:
"Días atrás se produjo en Las Lomitas,
localidad del vecino territorio de Formosa, un levantamiento de 1.500 indios de
las tribus pilagás existentes en esa zona. Fuerzas de Gendarmería Nacional
debieron actual con energía para impedir que esa actitud acusara desgraciadas
consecuencias, y el gobernador formoseño se vio precisado a concurrir al lugar
de los sucesos para calmar a los indígenas sublevados".
"La solución dada a este estado de ánimo
propenso a las más graves derivaciones, no ha consultado de manera integral el
problema que desde hace muchos lustros afecta a los pobladores autóctonos de
todo el país, abandonados a su triste suerte por la abulia oficial que nunca se
interesó en favor de los mismos. Los indios que animaron el levantamiento lo
hicieron después de aguardar en vano el cumplimiento de las promesas formuladas
en el sentido de que se les facilitarían tierras para que se arraigaran en ellas
mediante la explotación de pequeñas chacras.
En los últimos tiempos, estos indígenas
carecían de lo más indispensable para el sustento diario, viéndose precisados no
pocas veces a incurrir en hechos delictuosos para proveerse de alimentos. Las
tierras prometidas y la creación en el lugar de escuelas, como así la entrega de
elementos de trabajo, semillas, etc., nunca se concretaron, mientras que las
gestiones por el logro de esa ayuda eran recibidas de manera violenta, tal si
existiera el propósito de condenar a millares de seres humanos a la
inanición...".
Díaz y García advierten que "se ha tratado
de ocultar la verdad de este genocidio para evitar responsabilidades que llega
hasta nuestros días". "La matanza de Rincón Bomba" es uno de los hechos de
nuestra Argentina profunda más oculto en comparación con otros similares. La
"Masacre Napalpí" de 1924, tuvo acalorados debates en la Cámara de Diputados de
la Nación en la época y la creación, inclusive de una Comisión Investigadora. La
bibliografía, si bien también escasa, es mayor que la de este caso, pero existen
todavía sobrevivientes, de ambos lados, cuyos testimonios posibilitaron la
reconstrucción histórica de los hechos.
Los diarios de Buenos Aires se hacen eco
también del genocidio. El diario "La Prensa" del domingo 12 de octubre de 1.947
(Día de la Raza), en su página 13 dice: "En las Lomitas se Produjo un
Levantamiento de las Tribus de Indios Pilagás... Informaciones procedentes de
estación Las Lomitas hacen saber que en aquella zona se produjo un levantamiento
de las tribus de indios pilagás. Las mismas noticias aseguran que tropas de la
Gendarmería Nacional intervinieron inmediatamente para restablecer el orden. Se
tiene conocimiento que están listos para partir hasta Las Lomitas, en caso
necesario, efectivos del ejército destacados en la guarnición local".
"Mención aparte de este levantamiento, el
indio jamás cometió atropellos ni desmanes. Recuerdo que en el Casino teníamos
dos de ellos, menores, que hacían las veces de "secretarios" como decimos en el
Norte. No se los persiguió ni maltrató, dándoseles contrariamente trabajos en
casas de familia y adquiriéndoseles sus artesanías".(Comandante Mayor (R)
Teófilo Ramón Cruz, ob. cit.).
Indemnización
¿Cómo se solicitó la distribución de los
montos que resulten por indemnización?
a)
Con un ochenta por ciento (80%) del total neto que, en su caso, se
condene al Estado Nacional, se solicitó que se conforme un fideicomiso que sea
administrado únicamente por los argentinos de etnia Pilagá ("Pitte'laalé'ec"),
con el asesoramiento técnico, jurídico y auditoría, de personas y organizaciones
de prestigio nacional e internacional que el Señor Juez Federal deberá designar.
b)
En solidaridad con los indígenas de las etnias Wichí y Tobas que viven en
la provincia de Formosa, que con un veinte por ciento (20%), del total neto que
en su caso, se condene al Estado nacional, se deberá conformar un fideicomiso
que sea administrado, únicamente, por los argentinos de dichas etnias en esta
provincia de Formosa, con el asesoramiento técnico, jurídico y auditoría, de las
personas y organizaciones de prestigio nacional e internacional, que el Señor
Juez Federal se sirva designar.
Bibliografía y fuentes
Cerdá Castillo, Juan Manuel.1942. Como vi a los indios chaqueños. Folleto.
Dirección de Información Parlamentaria.1986. Tratamiento de la cuestión
indígena. Estudios e Investigaciones Nº 2. Buenos Aires, 1985.
Beck, Hugo H. 1994 "Las relaciones entre blancos e indios en los Territorios
Nacionales de Chaco y Formosa. 1885-1950", Cuaderno de Geohistoria Regional Nº29.
Resistencia, IIGHI. 1980. "El problema indígena (1879-1880). Proyectos sobre su
destino". En Academia Nacional de la Historia. Congreso Nacional de Historia
sobre la Conquista del desierto. Buenos Aires, T. III (págs. 323-337).
Levaggi, Abelardo.1990 "Tratamiento legal y jurisprudencial del aborigen", en
Abelardo Levaggi (coord.), El aborigen y el derecho en el pasado y el presente.
Buenos Aires, Universidad del Museo Social Argentino.
Lois, Carla y Troncoso, Claudia.1998 "Integración y desintegración indígena en
el Chaco: los debates en la Sociedad Geográfica Argentina (1881-1890)", Primer
Congreso Virtual de Antropología y Arqueología. Buenos Aires. Ponencia 1.16.
Informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación Argentina sobre la situación
Indígena, 2.004, Buenos Aires. Argentina.
Patricia Vuoto y Pablo S. Wright. "Crónicas del Dios Luciano", Universidad de
Buenos Aires, 1989.
Lugo, Emilio Ramón. "Introducción Histórica a la Provincia de Formosa", Ed.
Gualamba.
Magrassi, Guillermo E."Los Aborígenes de la Argentina", Ed. Búsqueda-Yuchán,
Bs.As., 1987.
Martínez Sarasola, Carlos. "Nuestros paisanos los indios", Ed. Emecé, Bs.As.,
1.992.
Diarios La Nación; La Prensa; La Razón y Crítica de Buenos Aires
octubre/noviembre de 1.947.
Cirilo R. Sbardella y José Brunstein:"Las dos caras de la tragedia de Fortín
Yunka" en "Hacia una nueva carta étnica del Gran Chaco". Informe de avance
90/91, PID CONICET Nº 444/88.